Descubren moléculas de isocianato de metilo en una protoestrella de tipo solar

PROTOESTRELLA

El pasado 8 de junio se hizo público el hallazgo de moléculas de isocianato de metilo en un sistema de estrella muy joven, muy similar al nuestro. La importancia del hallazgo es fundamental para comprender cómo surgió la vida en la Tierra, ya que el isocianato de metilo (además de estar presente en el poliuretano) es un elemento químico básico para la vida, especialmente en los alrededores de estrellas como el Sol en una etapa muy temprana de su formación.

Es la primera vez que se detecta esta molécula prebiótica en protoestrellas de tipo solar, el mismo tipo de estrella a partir de la cual evolucionó nuestro Sistema Solar. Esta investigación está siendo llevada a cabo por un equipo del Centro de Astrobiología en Madrid (España) y el Observatorio de Leiden (Países Bajos).

El objetivo de ambos equipos era tratar de encontrar la manera en la que el isocianato de metilo podría haberse formado en un ambiente tan frío e inhóspito. La búsqueda de la molécula de isocianato de metilo se ha convertido en un objetivo para los equipos de investigación astroquímica desde que la misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea detectase dicha molécula en el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko hace 2 años, así como en las nubes de formación de estrellas de Orion KL y Sagitario B2 (N), en 2015 y 2016 respectivamente.

 

Desarrollo de las investigaciones

El equipo del Observatorio de Leiden estaba tratando de identificar la huella digital entre el bosque de las líneas espectrales de todos los productos químicos en la nube.  Para ello, se analizaron todos los datos que habían recogido de IRAS 16293-2422 utilizando el telescopio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), en Chile, en 2014 y 2015, y finalmente encontraron 43 líneas claramente identificables de isocianato de metilo. Los nuevos resultados muestran que el gas de isocianato de metilo rodea a cada una de estas estrellas jóvenes.

space telescope

El equipo de Leiden dirigido por Niels Ligterink llenó una cámara de vacío con una mezcla de gas de ácido isociánico y  metano que enfrió a 15 K, congelando los gases sobre una superficie de oro. A continuación, se iluminó la superficie con luz ultravioleta intensa, como se podría obtener de una estrella similar al Sol joven. El espectro infrarrojo del gas resultante, así como la espectrometría de masas, mostraron signos claros de isocianato de metilo. Ligterink afirma que sus hipótesis tras este hallazgo apuntan a que otras muchas moléculas tales como el agua, monóxido de carbono o dióxido de carbono, estarían presentes en el espacio.

El otro equipo, dirigido por Rafael Martín-Doménech del Centro de Astrobiología en Madrid, utilizó datos nuevos y archivados para encontrar otras ocho líneas en un rango de frecuencia diferente. Martín-Doménech también señala que su modelización química de la nube sugiere que las reacciones de los granos de polvo no se habrían producido sin las moléculas, y que “debe haber más reacciones en fase gaseosa para obtener las abundancias que observamos”.

Según el astroquímico Öberg del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics en Cambridge (Massachusetts, EE.UU.), “se detectaron un montón de líneas espectrales, lo que le da la confianza de que es real. Es una detección segura”, asegura . Los dos equipos continuarán la búsqueda de otras moléculas orgánicas complejas para completar el cuadro de la formación de la vida. Estos resultados se han publicado en el último número de la revista Monthly Notices de la Royal Astronomical Society.

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