El poliuretano está tan presente en nuestra vida cotidiana que la mayor parte de las veces pasa desapercibido. Por ello, en ocasiones surgen dudas sobre sus efectos en la salud de las personas. Sin embargo lo encontramos en múltiples superficies, muchas de ellas en contacto directo con nuestra piel.
La versatilidad del poliuretano y sus propiedades lo convierten en un material muy empleado. Desde colchones, sofás, butacas, calzado, ropa, asientos de coche, juguetes, prótesis, material quirúrgico, etc.
¿Qué es el poliuretano y qué beneficios aporta?
Es un material plástico más o menos rígido, con muy baja conductividad térmica y muy resistente. Lo que lo convierte en una herramienta eficaz para el ahorro y para lograr la eficiencia energética de las edificaciones. Es un aliado imprescindible en la construcción sostenible y es muy frecuente su uso en Edificios de Energía Casi Nula (EECN).
Cuando sus dos componentes (poliol e isocianato) reaccionan, dan como resultado un polímero estable a lo largo de su vida útil e inocuo para el ser humano.
El poliuretano aísla termoacústicamente y además impermeabiliza, todo sin reducir espacio habitable del interior y ofreciendo una gran durabilidad, llegando a alcanzar los 50 años a pleno rendimiento. Además, apenas produce residuos, la puesta en obra es fácil y rápida —por lo que es un sistema de aislamiento económico— y es reciclable al 100%.
Seguridad y salud el interior de los edificios
Con respecto a los riesgos para la salud del aislamiento de poliuretano, hay que destacar que no tiene impacto en la calidad del aire del interior de las edificaciones. No emite MDI (isocianato) ni se ve afectado por insectos, moho o bacterias, por lo que no puede generar infecciones microbianas. En este sentido, son los revestimientos de techos y paredes, así como el mobiliario y los productos de limpieza, los que más afectan al aire de los edificios.
Es, por tanto, un material completamente seguro en sus distintos usos, sin riesgo alguno para la salud de las personas. Por si fuera poco, la Agencia Internacional para la investigación del cáncer (IARC) señala que el poliuretano está en el grupo de materiales con menor riesgo de provocarlo. Textualmente, “no es clasificable por lo que respecta a su carácter cancerígeno para el hombre”. Es más, el poliuretano provoca hasta cien veces menos emisiones que otros materiales que cumplen con la misma función. Además, hay que tener en cuenta que, en caso de incendio, lo que más produce gases tóxicos son los elementos del interior del edificio y no los materiales de construcción.
Por otro lado, la Directiva de Productos de Construcción (89/106/EEC) a la que está sometida el poliuretano garantiza la seguridad de los usuarios de los edificios en los que este material está presente.
En conclusión, no existen los riesgos para la salud del poliuretano. Es seguro al 100% para las personas usuarias y también para los instaladores profesionales. Eso sí, deberán respetar siempre la normativa de seguridad y las recomendaciones de fabricantes, proveedores y asociaciones.