La eficiencia energética es más barata que las renovables para reducir las emisiones de CO2

Un nuevo estudio señala la necesidad de mejorar las medidas para hacer un mejor uso de la energía, y no sólo incrementar la capacidad de producción


Rehabilitación De Fachadas Y Aislamiento Térmico Con Poliuretano 01
En poco más de diez años, España ha logrado colocarse entre los líderes mundiales en energías renovables
. El esfuerzo ha permitido que produzca una energía más limpia y ha reducido la dependencia energética del exterior. Sin embargo, por el camino se ha olvidado otra ruta paralela hacia un estilo de vida sostenible: la de la eficiencia energética. Esa vía, que se construye a base de pequeños gestos como cambiar una bombilla, utilizar el transporte público, no pasarse con el aire acondicionado o cambiar las ventanas,  puede ser, según un estudio que acaba de ver la luz, una forma más barata que las renovables para reducir las emisiones de CO2 y luchar contra el cambio climático.

 

Otros gestos, más ambiciosos pero sin duda más efectivos, se centran en la rehabilitación energética de viviendas (un buen aislamiento, unos cerramientos correctos…), cuyo fin último no es otro que el reducir considerablemente el consumo energético de nuestros hogares. En ese sentido, por ejemplo, la Industria del Poliuretano Rígido asegura que la instalación de un buen aislamiento con Poliuretano consigue amortizarse en un plazo de entre tres y seis años. Los expertos estiman que con una reducción del consumo de calefacción en un 80%, algo que puede conseguirse con un buen aislamiento y unos cerramientos correctos, pueden reducirse las emisiones contaminantes de  de CO2 de nuestra vivienda en un 34%.

 

En un artículo publicado recientemente en Energy Policy, un grupo de investigadores españoles liderados por Álvaro López-Peña, del Instituto de Investigación Tecnológica & Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad de la Universidad Pontificia Comillas, señala que, según un análisis del periodo de 1996 a 2008, un enfoque dirigido a mejorar la eficiencia energética habría sido más barato que el apoyo a las renovables si el objetivo exclusivo hubiese sido reducir las emisiones de CO2. Los autores cuantifican el ahorro en 5.000 millones de euros anuales (2.100 millones en promoción de renovables y 2.900 en reducción de costes por alcanzar la demanda reducida).

 

A partir de estos datos, en el artículo se argumenta que, desde el punto de vista de la política energética, una conclusión natural sería que “las políticas de eficiencia energética deberían ser priorizadas por encima de las de promoción de las renovables”. “Sin embargo”, añaden, “también es evidente que la eficiencia energética no puede eliminar por completo el consumo de energía”. Por lo tanto, si el objetivo es tener un sector energético con apenas emisiones de CO2, las renovables y los consiguientes incentivos para su desarrollo tecnológico también serán necesarias en una segunda etapa.

 

López-Peña puntualiza que el estudio no devalúa el valor de las renovables. “Lo que sí se trata de mostrar que la eficiencia energética brilla por su ausencia”, comenta. En el artículo se explica que el análisis no ha tenido en cuenta a la hora de valorar estas energías verdes otras importantes ventajas para la sociedad “como la actividad industrial o el desarrollo tecnológico, que proprocionarán también beneficios a largo plazo”.

 

Enrique Soria, director de la división de Energías Renovables del CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas Medioambientales y Tecnológicas) está de acuerdo con los autores en que “se ha hecho muy poco por gestionar la demanda energética”. “Es más fácil incrementar la generación a través de la tarifa que establecer esquemas eficaces para favorecer la eficiencia energética y no se ha sabido hacer”, añade. No obstante, Soria defiende también las renovables. “Además de reducir las emisiones de CO2, han aportado otros beneficios como la creación de un sector industrial fuerte o la reducción de la dependencia energética del exterior”, añade.

 

 

La clave está en los hogares

Para explicar la ineficiencia, López-Peña considera que “es mucho más complicado hacer políticas por el lado de la demanda que por el lado de la oferta. Es mucho más fácil desde el punto de vista político poner molinos y promocionar las renovables que decir a la gente que utilice menos el coche o que hagan obras en sus casas para aislarlas del frío conservar el calor”. Todo ello en un país “en el que, pese a ser un país templado, pasamos frío en verano y calor en invierno”, añade.

Pero además del factor económico, está también la preocupación medioambiental. La Unión Europea quiere transformar su parque de viviendas construidas en edificios con un consumo de energía casi nula en 2020. Los expertos estiman que cambiando el modelo energético actual se conseguiría la disminución del 80% de las emisiones en 2050.

En opinión del autor del estudio, para incrementar la eficiencia energética en España, se debe centrar la atención en el transporte y en los hogares. “Para una familia, la energía no es un coste tan importante como sí lo es para las industrias que, al ser privadas y buscar maximizar beneficios, ya se preocupan de mejorar sus procesos”, explica el autor del estudio. En este sentido, Soria reconoce que “no es fácil aplicar esquemas eficaces para favorecer la eficiencia energética”, pero apunta hacia medidas como la “implementación de un sistema de generación distribuida”; sistemas de generación de energía domésticos, como pequeños molinos o paneles fotovoltaicos, que al estar más cerca del lugar donde se consume la electricidad mejoran la eficiencia al reducir pérdidas en la red de transporte.

Respecto al transporte, junto a fomentar el transporte público, a pie o en bicicleta, López-Peña indica que es necesario sustituir el transporte en camiones por carretera por el ferroviario, mucho más eficiente energéticamente. “Además, el tren puede ser eléctrico y permitiría introducir energías renovables”, afirma. En esta misma dirección, Soria señala al coche eléctrico como una herramienta “para gestionar mejor la demanda al permitir la recarga en horas valle y el uso de renovables”. En todos los casos, López-Peña cree que es necesario “que los precios que la gente paga por la energía reflejen sus costes, incluidos los externos, los ambientales”.

Fuente: esmateria.com y elaboración propia

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