A la especial idiosincrasia del parque edificatorio se le une la lenta adaptación de la normativa a la directiva europea de eficiencia energética, factores que hacen que nos situemos en la cola hacia el consumo casi nulo
La reconocida revista del sector, Arte y Cemento, ha hace un completo repaso a la situación actual que vive la rehabilitación energética de edificios en España, las trabas y las posibles soluciones que se vienen demandando desde la Asociación que aglutina a la Industria del Poliuretano.
A continuación os mostramos el artículo completo, para el que han contado con la colaboración de IPUR, totalmente transcrito:
La práctica inexistencia de datos reales y contrastados sobre el panorama de la rehabilitación energética europea, e incluso de las diferentes tipologías constructivas de los distintos países de la UE, ha sido una de las principales barreras de los 27 para establecer políticas comunes que fomenten la eficiencia energética de nuestros edificios.
Para solventar esta carencia, el Buildings Performance Institute Europe (BPIE) ha elaborado un informe exhaustivo titulado “Los edificios europeos bajo el microscopio” en el que hace una revisión país por país de la eficiencia energética de sus edificios. El estudio repasa el panorama edificatorio de los Estados miembros, así como los de Suiza y Noruega, en un trabajo que permite comparar la situación de cada uno de ellos.
25.000 millones de m2 Edificados
El BPIE estima que la superficie edificada útil es de 25.000 millones de metros cuadrados, una extensión equivalente a la superficie total de Bélgica. Más del 40% de estos edificios fueron construidos antes de 1960 cuando la normativa sobre energía era muy básica y limitada.
El singular caso español
España tiene su propia idiosincrasia edificatoria, tal y como demuestra la comparación de los datos de los edificios nacionales con los de otros países de nuestro entorno (zona sur) y otras regiones de Europa. Nuestro país es el quinto más poblado y junto a Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, aglutina el 65% del suelo edificado del continente.
El estudio muestra que España es el tercer país europeo que menos proporción de viviendas unifamiliares tiene, con un 34%, sólo por detrás de Estonia y Letonia.De los 2.600 millones de m2 edificados en nuestro país, 2.300 son viviendas mientras que los 300 millones restantes están destinados a oficinas, comercios, centros educativos, hospitales, áreas deportivas, etc.
En el mapa de situación dibujado por el informe del BPIE se refleja que junto a Irlanda, Polonia y Finlandia, somos el lugar donde más edificios se han construido en los últimos años. Del total del parque de viviendas actual, un 27% se ha edificado entre 1990 y 2010, frente al 16,6% construido en Europa durante este mismo periodo. Cuenta, por el contrario, con un 6% menos que la media de edificios antiguos o históricos, construidos antes de 1960; mientras que el grueso de su parque fue levantado entre 1960 y 1990, un 41% (la medida europea se sitúa en el 45,3%).
Consecuencias de la apuesta por la propiedad privada
¿Y quiénes son dueños de estas viviendas? El estudio “Los edificios europeos bajo el microscopio” otorga una gran importancia a este dato ya que la propiedad de los edificios tiene una gran influencia sobre la velocidad a la que se llevan a cabo las renovaciones energéticas o la profundidad de las medidas de ahorro de energía que se implementan en ellos.
Y es en este punto donde España se encuentra con su particular talón de Aquiles. El 100% de las viviendas en nuestro país están en manos de particulares o entidades privadas, colectivo que suele ser más reacios a emprender rehabilitaciones energéticas y necesitan de estímulos o incentivos para decidirse a abordarlas. En el otro extremo del ranking, Austria cuenta con un 22% de sus viviendas en manos de las administraciones.
España es tradicionalmente un país que se ha decantado por la inversión en ladrillo y la vivienda en propiedad (83%) frente a un 17% de la población que vive en régimen de alquiler. Este ratio es de los más altos de Europa sólo por debajo de países como Rumanía o Hungría y muy lejos del 60% de viviendas en alquiler que tiene, por ejemplo, la República Checa.
Emisiones contaminantes, las justas
Nuestro país no sale mal parado en la comparativa de emisiones de CO2 emitidas por los distintos estados miembros de la UE: 30 kilos por m2 frente a los 54 kg/m2 que presenta la media europea. Con este dato se sitúa en el quinto mejor puesto de los 29 países analizados, sólo por detrás de Noruega, Suecia, República Checa y Francia. El documento del BPIE justifica esta buena posición en la disminución de nuestra dependencia de combustibles sólidos en las dos últimas décadas y en las menores necesidades de energía para calefacción dada nuestra climatología más benévola.
Y es que hay una relación directa entre la energía utilizada para calentar nuestros hogares y las emisiones de CO2 emitidas –en el caso español un 27% de biomasa, 18% de electricidad, 32% de petróleo y un 23% de gas–; pero sobre todo, el informe insiste en la necesidad de un buen aislamiento, “un edificio mal aislado, tanto en la envolvente como en la unión de ésta con los elementos que forman parte de ella conduce a un derroche considerable de energía”, concluye.
Obstáculos y desafíos
El despegue del sector de la eficiencia energética en la edificación choca con barreras fundamentales que son comunes a todos los estados de la UE. La dificultad en el acceso a la financiación y la contracción del crédito; la lentitud de muchos Gobiernos a la hora de implementar las directivas propuestas por la UE; o la falta de concienciación y sensibilización sobre la importancia de acometer rehabilitaciones energéticas en los hogares son los tres mayores obstáculos citados por los 29 países encuestados.
Los desafíos, por su parte, son la creación de una cadena de suministro fiable que pueda responder a un previsible aumento de la demanda del mercado; la formación y cualificación de los profesionales; la adecuación de los materiales para evitar fallos técnicos y, principalmente, el esfuerzo de los dirigentes políticos para reglamentar y crear un marco legislativo que promueva unilateralmente el desarrollo del sector.
Objetivo: edificios de consumo casi nulo a partir de 2020
El 18 de junio de 2010 el Diario Oficial de la UE publicaba la modificación de la Directiva de Eficiencia Energética en edificios de 2002/91/ CE (EPDB), respondiendo a la necesidad de instaurar acciones más concretas con el fin de aprovechar el gran potencial de ahorro de energía en los edificios y reducir las grandes diferencias que existen entre estados miembros en este sector.
Todos los países deberán aplicar una metodología de cálculo de la eficiencia energética de los edificios que tendrá en cuenta las características térmicas reales del inmueble y su aislamiento, las instalaciones que consumen energía, la ventilación natural y mecánica o el diseño del inmueble, entre otros. Cuando se proceda a la sustitución o mejora de dichos elementos, éstos deberán cumplir unos requisitos mínimos de eficiencia que serán inspeccionados periódicamente a intervalos no superiores a cinco años.
Pese al reciente anuncio del Ejecutivo de regular mediante un Real Decreto la exigencia de certificaciones energéticas para todos aquellos inmuebles que se pongan en el mercado en venta o alquiler, España lo tendrá difícil para cumplir con los objetivos de Bruselas de asegurar que después del 31 de diciembre de 2020 la totalidad de las nuevas construcciones sean edificios de consumo de energía casi nulo. Según se refleja en este trabajo, estamos muy retrasados en la revisión de nuestra normativa (Código Técnico de la Edificación y RITE, principalmente) para adecuarla a los requerimientos del Ejecutivo Comunitario.
El informe señala que nuestro país se sitúa a la cola de Europa en la adaptación del reglamento. Por ello, junto con Grecia, Rumanía, Luxemburgo, Hungría, Bélgica, Lituania Letonia y Eslovenia, ha sido apercibido por Bruselas para que acelere las reformas necesarias que aseguren que la EPBD se cumpla en nuestro país. No en vano, en el momento de la redacción del documento, en España sólo se exigía el Certificado de Eficiencia Energética para nuevas edificaciones en las Comunidades Autónomas de Andalucía, Galicia, Canarias, Extremadura, Navarra, Valencia y Cataluña.
Con el Plan 2000 ESE para impulsar los contratos de servicios energéticos y fomentar la creación de empleo como única medalla en nuestro haber, España tendrá que hacer un gran esfuerzo para racionalizar el consumo de energía de nuestros edificios antes de 2020 y cumplir con los compromisos adquiridos. Sólo poniendo manos a la obra de inmediato, nuestro país conseguirá no perder el tren de la eficiencia energética y obtener importantes beneficios medioambientales, económicos y sociales.
Asociación de la Industria del Poliuretano Rígido de España, Ipur aislaconpoliuretano.com
A continuación puedes consultar el artículo completo, publicado en Arte y Cemento: