La conductividad térmica de la espuma de poliuretano

La cualidad que convierte a la espuma de poliuretano en el aislamiento más eficaz es, sin duda, su baja conductividad térmica. A esto hay que añadir otra serie de ventajas, como es la sencillez de su instalación, la durabilidad y la resistencia. Todo esto suma para conseguir edificaciones eficientes energéticamente, un paso fundamental para lograr ciudades sostenibles.

La conductividad térmica de la espuma de poliuretano

¿Qué es la espuma de poliuretano y cuáles son sus características principales?

Este material sintético resulta de mezclar dos componentes químicos: el isocianato y el poliol. Se obtiene a través de dos procesos, o bien con la proyección o bien con la inyección.

Además de su baja conductividad térmica, otro de sus puntos fuertes es su gran durabilidad. Puede alcanzar una vida útil de hasta 50 años sin sufrir deterioro, y apenas necesita mantenimiento.

Por otra parte, la espuma de poliuretano como revestimiento continuo intermedio cumple con los requisitos mínimos de impermeabilidad, por lo que no es necesario el enfoscado. También permite la transpiración, previniendo de este modo la aparición de patologías en cualquier clima.

Su versatilidad la convierte en una gran aliada tanto en obra nueva como en rehabilitaciones. Tiene, además, un coste económico reducido con relación a otras soluciones. Resulta un material sostenible por su duración y por mejorar activamente la eficiencia energética de las edificaciones.

Por otro lado, la espuma de poliuretano no genera emisiones, por lo que no afecta a la salud de las personas. Además, tiene un buen comportamiento ante el fuego y se puede reciclar. Es, por tanto, un material seguro y fiable.

En cuanto a su conductividad térmica, hay que tener en cuenta que al aplicar la espuma de poliuretano se consigue una capa continua, sin juntas. Esto permite eliminar cualquier puente térmico, además de solucionar cualquier tipo de fisura o grieta. Asimismo, su estructura cerrada y su alta densidad de reticulación proporciona a este material una excelente capacidad de aislamiento, estabilidad térmica y gran resistencia a la compresión.

Comparación de la conductividad con la de otros materiales aislantes

La calidad como aislante de la espuma de poliuretano está marcada por la baja conductividad térmica de su gas espumante, que puede situarse en 10ºC = 0,022 W/m·K, según la Norma UNE 92202. Por tanto, mejora en un 25% la media de otros productos empleados en el aislamiento térmico, como son las espumas de poliestireno extruido y expandido o las lanas minerales. 

Además, su aplicación por proyección permite el mejor rendimiento aislante con el mínimo espesor. Lo que supone un gran ahorro económico, así como la no reducción de la superficie habitable de la edificación y la adaptación a todas las particularidades de la construcción. De hecho, contiene solo el 3% de su volumen de materia sólida, con una densidad 30 kg/m3.

Por su parte, la inyección de espuma rígida de poliuretano en la fachada es una de las soluciones más eficaces para evitar pérdidas energéticas, reduciendo así las emisiones de los edificios con su gran capacidad de sellado. En esta caso, presenta una conductividad ocho veces menor que la propia cámara de aire.

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