La revista Ecoconstrucción destaca el Poliuretano como aislante térmico eficiente

Las espumas, como parte de elementos de aislamiento térmico y acústico, tienen tradicionalmente una importancia capital en partes estructurales de los edificios, especialmente las espumas de poliuretano, sin duda las más eficientes que se conocen.

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Las espumas, como parte de elementos de aislamiento térmico y acústico, tienen tradicionalmente una importancia capital en partes estructurales de los edificios. De todos los posibles aislantes, son las espumas de poliuretano las más eficientes que se conocen.

 

El aislamiento de PU se refiere a un grupo de productos de aislamiento basados en PUR ?(poliuretano) o PIR (poliisocianurato), y es comúnmente empleado tanto en obra nueva como en la rehabilitación energética de los edificios. Su estructura de celda cerrada y su elevada densidad de reticulación lleva a características tales como un excelente aislamiento, buenas propiedades de estabilidad térmica y elevada resistencia a la compresión. El aislamiento de PU tiene una conductividad térmica muy baja, empezando en valores tan reducidos como 0.022 W/mK, lo que lo convierte en uno de los aislamientos más eficaces disponibles actualmente para una amplia gama de aplicaciones.

Como el PU muestra niveles de emisiones muy bajos y no es peligroso en contacto normal con la piel, también se utiliza ampliamente en aplicaciones fuera de la industria de la construcción, incluyendo dispositivos médicos, ropa, colchones, piezas de coches y neveras.

La espuma de Poliuretano proyectado es una manera económica y versátil de aislar todo tipo de espacios, incluyendo los complicados y de difícil acceso. La espuma de Poliuretano se produce directamente sobre la superficie a aislar mediante un proceso de proyección. El material forma una capa consistente y continua, sin juntas ni huecos, eliminando cualquier puente térmico.

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El PU optimiza el uso de recursos energéticos, ya que  ahorra considerablemente más recursos de los que se requieren para su producción y tratamiento al final de su vida, así como el uso global de recursos de materiales de construcción, maximizando el espacio disponible.

Además, el Poliuretano cumple con la jerarquía que establece la Directiva Europea en el marco de residuos: 1. prevención,  2. preparación para la reutilización,  3. reciclado,  4. otra recuperación y 5. eliminación. Y es que los residuos de espuma de Poliuretano de producción y construcción, demasiado valiosos para ir a parar a un vertedero, pueden molerse y reprocesarse en otros productos de aislamiento; y si no pueden la opción preferida es la recuperación de energía sustituyendo a combustibles fósiles. Por todo ello, las soluciones de reciclado y recuperación de los residuos de espumas de aislamiento de Poliuretano al final de su vida son 100% viables técnicamente.

La revista Ecoconstrucción dedica un artículo a las espumas, como parte de elementos de aislamiento térmico y acústico. El reconocido medio ensalza su papel en  la construcción sostenible, de las que aseguran «tienen tradicionalmente una importancia capital en partes estructurales de los edificios», y especialmente se centran en las espumas de poliuretano: «sin duda las más eficientes que se conocen».

 ‘Espumas, eficiencia energética en edificios’. Revista Ecoconstrucción, abril de 2014

Fue durante los años 40 que, dada la limitada producción y gran demanda del recién comercializado nylon, se intentó buscar posibles materiales substitutos. Los poliuretanos, basados en la condensación de un isocianato con un alcohol, fueron la base de una extensa familia de materiales que tuvo las fibras flexibles de “lycra” como su principal exponente.

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Su extraordinaria capacidad de espumación, alcanzando densidades bajísimas en torno a 0.03-0.05 g/cm3, manteniendo una estructura rígida, le supusieron grandes ventajas y propiedades aislantes, pudiendo alcanzar conductividades térmicas tan bajas como 0.03 W/K·m.

Diferentes variantes han sido de gran importancia en el mundo de la construcción. Así, los poliuretanos “spray” de curado rápido, son excelentes materiales en aislamiento de fachadas, cañerías o revestimientos variados, donde la gravedad puede inducir problemas evidentes de aplicación y falta de uniformidad en los espesores. Existen otras espumas poliméricas no basadas en el poliuretano, aunque de capacidad de aislamiento más limitado. Son, por ejemplo, las espumas de polietileno, PVC (espumas integrales sustituyendo piezas ornamentales de madera) o las más conocidas espumas de poliestirenos o “corcho blanco”.

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La capacidad aislante de una espuma reside principalmente en el atrapamiento
de gas (aire) en celdas formadas por una estructura polimérica de paredes muy finas (micrométrica). Cabe esperar que cuanto más pequeña sea esa estructura de celdas cerradas más eficiente será el aislamiento.

Por ello, se está empezando a hablar mucho de los llamados aerogeles, materiales espumados con estructura de celda de tamaño nanométrico. Es el llamado, en la jerga tecnológica, humo azul.

A continuación puedes consultar el artículo íntergro, dentro del número de Abril de 2014 de la Revista Ecoconstrucción:

 Fuente: Ecoconstrucción
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